PERICO RIPIAO, CAFÉ CUBANO Y LA DECEPCIÓN DE LIBORIO
Por Andrés Pascual La única sugerencia posible por el desplome de la bolsa imaginaria de 56 años de esclavismo, a través de los que ...
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Por Andrés Pascual
La única sugerencia
posible por el desplome de la bolsa imaginaria de 56 años de
esclavismo, a través de los que el régimen castrocomunista debió
perder tanto valor que, cotizar su moral en el Stock Xchange debió
resultar en la devaluación obligada y permante al cambio inferior al
de un escupitajo, es que reorganicen su punto de vista de la realidad
política.
Según Nicole Valls, de
la familia propietaria del restaurant que alguna vez fue el corazón
“del exilio” de Miami, “el Versalles sigue abierto para todo el
que quiera discutir sobre Cuba”. Es decir, semejante confesión
supone que alguien “regó la bola” de que estaba cerrado; las
cosas son tan graves como comunes contra el patriotismo asentado en
la ciudad; LA TOLERANCIA Y LA MEJOR VOLUNTAD HACIA EL CAMBIO BASADO
EN LA CONCORDIA Y EL ACERCAMIENTO, SUPERAN LOS LÍMITES RAZONABLES DE
INDECENCIA Y OPORTUNISMO de quienes no están derrotados, porque
nunca compitieron representando al “bando azul”.
El Versalles nunca debió
cambiar “de palo pa' rumba”, nunca debió admitir “la
discusión” ante los llamados “problemas” de Cuba. El lugar
nunca debió hipotecar, ratificado por los acontecimientos de los
últimos años, que les ha permitido encubrir y, gracias a las
políticas traidoras reiteradas, al traste concesiones increíbles a
la tiranía por la política antiamericana que ejecutan contra este
país, lo que les quedaba de moral combativa irreductible, si acaso
alguna vez tuvieron.
Los dueños del Versalles
y de medio mundo que hoy piensan y actúan igual, siempre fueron así,
pero han utilizado los “nuevos aires” como los famélicos y
cobardes oportunistas de la política francesa de finales del XVIII a
la Convención: si hoy mayoría girondina, a su lado; si jacobina
mañana, al otro. Son, a fin de cuentas, la representación fidedigna
del “fucheísmo” moderno de grupo: con unos o con otros según su
conveniencia personal.
Y queda moral, quedan
patriotas, pero el ayer poderoso contingente se ha visto reducido al
mínimo Y APARENTA LA PÉRDIDA DE FUERZA PARA CONTENER, porque no se
produce la inyección de savia nueva, mientras, la tiranía aumenta
descontroladamente su presencia en infiltrados o en cubanoides, para
quienes la palabra “exilio” tiene valor de uso, como un grupo que
espera porque los relocalicen y ni ayuda les ofrece la tiranía
obamista, que, cuando agarren un par de dólares, ya sabemos dónde
los gastarán, porque “allá SÍ se vacila mi socio, allá SÍ se
fornica bueno y barato y allá los niños SÍ pueden jugar por la
noche en la calle...”, de tal modo desmoralizante la situación
consentidora, que ninguno se justifica a estas alturas con el
sonsonete “visita humanitaria”, convoyada con “¡muchacho, hay
que ayudar a aquella gente, si no...!” ¿Si no qué?
El Aché, propiedad de
los dueños del Versalles, ha sido plataforma de los agresores al
patriota cubano cuando lo alquilaron para músicos de la provocación
intercambios o cuando, en su staff, han ocupado turnos elementos de
la CI castrista, tan lejos han llegado, que por sus pasillos se
mueven agitadores sembrados con pulóveres cuyo logo es SOY
COMUNISTA, sin temor a ninguna represalia moralizante.
El sitio miamense no
debió ni sugerir que se encuentra a la disposición de la discusión
sobre Cuba, sino promoverse como hasta hace 20 años: la plataforma
contra el castro-obamismo, de manera que los enemigos de Cuba no
tuvieran en agenda el lugar para escupirle a todo el mundo su poder
impositivo. Si el comunismo castrista pretendía utilizar a algunos
tan indeseables como intrusos para que los representaran en la
confrontación “decente y civilizada”, que buscaran otro lado
afín con su ideología, que Miami está lleno de locales para
ejercitar el apoyo a esos criminales sin ningún problema.
Lo anterior ha sido el
preámbulo de una decepcionante noticia que leí hoy: Johnny Ventura,
el último bastión que supuse nos quedaba en la música popular,
declaró que irá a Cuba para cumplir un sueño infantil; después,
lo de siempre como segunda justificación sentimental para la
gradería: “me hice músico por la influencia de mi ídolo Beny
Moré, de Barbarito, de la Sonora...”
Hace años el cantante me
dijo en la 1140 que nunca iría a Cuba mientras el castrismo
reprimiera y matara allí, lo repitió en una entrtevista en la
emisora, porque lo habían invitado los que no les interesa que nadie
cante para el pueblo, sino “cagarlo” ante la opinión y la
aceptación del patriota, hoy ni necesario, porque YA GANARON.
Johnny Ventura NO ES como
Andy Montañez, tan buen sonero como hijoeputa mal agradecido (a
Álvarez Guedes sobre todo); el Maestro del merengue, que también
canta a lo cubano son montuno, guarachas y boleros “bien dichos”,
ha sido más sensible que el vecino de Daniel Santos en Trastalleres
ante la tragedia nuestra, por eso fue mi preferido...
Como le dije al
principio, que sugería la reorganización de la conducta a fin de
mantener el corazón lo mejor posible para la atención a asuntos de
orden personal, entre otras cosas por la cantidad de traidores y
farsantes que tenemos en la acera opuesta al castrismo, YO NO VOY A
DEJAR DE ESCUCHAR A JOHNNY VENTURA, no tengo moral para imponérmelo,
porque el hombre no es cubano ni porque, tal vez, mañana aterrice en
el Versalles y me coma un boniato relleno de tasajo como hace todo el
mundo, que, supuestamente, con la hipocresía y la cara más grande
que la luna, van, comen y reclaman contra el castrismo en un lugar
que es el símbolo, pero de la política de Obama hacia el régimen,
en el mejor de los casos, por lo que se ve, del BORRÓN Y CUENTA
NUEVA.