CUANDO LA LIBERTAD DE PRENSA INDIGESTA
Por Andrés Pascual La tarea de Montaner cuando gane las elecciones en Cuba no será fácil: tiene que educar a “la masa”, más difícil que...
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Por Andrés Pascual
La tarea de Montaner cuando gane las elecciones en Cuba no será fácil: tiene que educar a “la masa”, más difícil que construir carreteras, que vender desodorante o que llenar el país de Sedanos.
Un ¿maestro? Se “mandó y se zumbó” contra los alumnos en un Tecnológico y ¡Pa'qué fue aquello...! no es un hecho aislado, es una infectocontagiosa de alcance total.
Para lo que una vez fue Cuba, el fin del mundo empezó en 1953 con la famosa masacre cometida por Castro y sus asesinos en el Moncada y en un hospital el 26 de Julio, lo demás ha sido “coser y cantar”; únicamente el obamismo se perfila como competitivo con el castro-comunismo en la porfía de quién corrompe y destruye más y mejor los valores de un país.
Haciéndolo
honor a la proposición de Miguel Díaz Canel, Gorvachov tropical en
ciernes (e incubadora), sobre “transparencia” informativa, a
Sigfredo Barros, comentarista deportivo pésimo, engendro del sistema
y solo gracias a eso miembro de la crónica, se le fue la mano y
describió una conducta “jorobada” de Lázaro Vargas, el
liliputiense ex tercera base del corruptísimo Industriales, hoy
manager de ese equipito, no acorde ni con “los principios de la
robolución” ni, mucho menos, “con las enseñanzas del compañero
Fidel”.
El
caso fue que el público holguinero “enemigo”, aparentemente
cansado de la insolencia histórica de los jugadores y de la
fanaticada de Industriales, extremo a que se ha llegado por culpa,
sobre todo, de una prensa tan parcial como se supone sea de objetivo
nacional, por lo tanto neutral, la emprendió contra el equipo y le
lanzaron al terreno de todo cuanto tenían a mano a los peloteros;
como si fuera poco, para agriarle la estancia al equipito allá, el
umpire de home les cayó a “puñaladas”.
Tal vez porque Vargas, un tipo realmente antipático, como a 8 ó a 9 millones de aficionados no le cae bien por soberbio, equivocado y protegido, fue que chief-umpire tomó la alternativa de matar a sablazos a los bateadores azules, lo que, aparentemente, provocó alguna reacción silenciosa entre Vargas y su catcher, que bien pudo ser “pide recta alta y quítate cuando pase para que le de a ese hijo de....”, aunque lo que sucedió realmente nunca se publicará.
Lázaro Vargas ha estado acostumbrado a la lisonja política, al saludo de Taladrid, al señalamiento distinguido como “robolucionario” cabal, capaz de decir con Javier Méndez que a ellos nunca les interesó el profesionalismo y de prestarse con el propio esbirro de la Mesa Redonda a engañar a traves de unos medios que no admiten controversia opositora:
¿Habrá
castigos? ¿Quién tiene más punch político, Vargas o Sigfredo?
Porque resulta que, de pronto, la bronca es entre ellos dos y por el
escándalo de Sigfredo, primero, y de Vargas después, tomando en
cuenta que quieren hacer del Granma el campeón de la libertad de
prensa, razón por lo que publicaron esta controversia sin ninguna
importancia pero efectista, pues el asunto picó y se extiendió
fuera de las fronteras del país.
Esta
forma de “echarle la grada encima” a los pseudocronistas del
Granma y de cualquier otro medio, puede tener como consecuencia que,
en cualquier momento, Sigfredo Barros o quien sabe cuántos más,
amanezcan una mañana en el staff del Nuevo Herald y cierren la noche
con Cao en El Espejo, “denunciando” lo que todo el mundo sabe.